La actividad agr�cola liber� al laborioso pero perjudicial insecto de sus depredadores naturales. Cuando no se labra la tierra, los hormigueros se multiplican. Acaban con plantas y debilitan pasturas. En algunos casos, los enormes tacur�es requieren incluso de palas mec�nicas para ser removidos. Y cuando ello ocurre, parte del suelo rico superficial queda cubierto de una capa dura y arcillosa que lo empobrece.
Protagonistas de f�bulas que halagan su esmero y trabajo, personajes simp�ticos de los dibujos animados, siempre del lado bueno de las moralejas, las hormigas son, sin embargo, un dolor de cabeza may�sculo para la actividad agr�cola.
Tal es el problema que "o las hormigas nos llevan los campos, o terminamos con las hormigas", seg�n la declaraci�n de guerra del reelecto senador por Vera, Hugo Puchetta, con la que cerr� su discurso sobre un proyecto de ley suyo, que logr� la media sanci�n de la C�mara Alta santafesina.
El verense hab�a pensado en una norma que declarar� prioritaria directamente "la lucha y el exterminio", pero las comisiones del Senado por las que pas� la iniciativa prefirieron el t�rmino "control", que es m�s moderado.
De todas formas, la norma que ya est� en la C�mara de Diputados declara "de inter�s provincial" las actividades para mantener a raya "en las zonas rurales" a estos insectos a los que ya no los persiguen sus depredadores naturales (desplazados por la actividad humana). Crea el Programa Provincial de Control de las Hormigas en el �mbito de la Secretar�a de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, la que actuar� como autoridad de aplicaci�n.
El profesor de historia y geograf�a dijo a los dem�s senadores, en la �ltima sesi�n ordinaria del a�o, que lo que para los habitantes de las ciudades es apenas una an�cdota, un problema menor, en el interior provincial es un verdadero drama.
Incluso quienes no tienen experiencia o conocimientos campestres de ning�n tipo, pueden advertir la magnitud del perjuicio: desde las rutas no es extra�o ver predios que parecen aptos para cultivos, pero lucen cubiertos de unos mont�culos enormes, han sufrido un repentino sarpullido de hormigueros, algunos de m�s de un metro: son los tacur�es.
Tanto en las �reas agr�colas bajo rotaci�n ganadera, como en las que fueron aradas y no recibieron una siembra inmediatamente, aparecen los hormigueros de la Camponotus punctulatus, las hormigas que construyen su tacur�.
El fen�meno se repite, especialmente en el nordeste del pa�s, por lo que la zona norte de la provincia lo sufre m�s que otras.
En los fundamentos de su proyecto, Puchetta dice que los efectos de "la remoci�n de tierra que producen las hormigas al excavar" pueden ser "importantes desde el punto de vista agr�cola". Es que el suelo m�s rico, superficial, queda cubierto por tierra de capas m�s profundas, arcillosas o arenosas.
El senador comenta que son diferentes las especies de hormigas como distintos sus perjuicios. La cortadora (Atta y Acromyrmex) no es la que construye los tacur�es, pero como cortan los vegetales y los acarrean al interior del hormiguero (para preparar un sustrato sobre el cual cr�an el hongo que les sirve de alimento) son uno de los insectos que m�s da�os causan a la agricultura. Talan la vegetaci�n herb�cea "disminuyendo la capacidad de los campos para la cr�a de ganado".
Otros da�os, indirectos y desapercibidos, son a�n mayores: "las hormigas -dice el autor del plan de exterminio- prefieren los vegetales tiernos, que cortan destruyendo parte de los tejidos del meristema de crecimiento; la planta, para reconstruirlo, demora un tiempo prolongado, siendo imposible medir con exactitud el da�o producido. Al cortar continuamente el vegetal, la saliva de la hormiga lo intoxica, pudiendo llegar a secarlo, dando lugar a la proliferaci�n de malezas. Los pastos tiernos, al ser cortados continuamente no pueden semillar, llevando a la degradaci�n del campo de pastoreo. Hormigueros ubicados en terrenos con pendientes producen el lavado y la erosi�n de las tierras", se�ala Puchetta.
El Programa de Control tiene como objetivos que el Estado se encargue de: proveer los recursos materiales necesarios; promocionar y fomentar la necesidad del control de la plaga; establecer un calendario de inspecciones para evaluar el cumplimiento del Programa; diagramar y elaborar folletos, videos, p�ginas de Internet y jornadas de difusi�n en cumplimiento del programa; y firmar convenios de cooperaci�n con instituciones p�blicas y privadas, procurando un desarrollo integral del programa, entre otros �tems.
Fuente: www.ellitoral.com