Las condiciones esclavistas de los talleres textiles de Buenos Aires han desencadenado un regreso alarmante de esta enfermedad altamente contagiosa que ha aniquilado una importante porci�n de la humanidad. En el sur de la Ciudad se registran casos tan numerosos como en �frica. Existen fantasmas que siempre vuelven, existen fantasmas que nunca se van. En la Ciudad de Buenos Aires, est� resurgiendo una sombra que, desde hace siglos, es sin�nimo de muerte.
Al sur de la Ciudad, en el hospital Pi�ero, se detect� una tasa de infecci�n de tuberculosis de 141.46 cada 100 mil habitantes, concentrando la tasa m�s alta de toda la Rep�blica Argentina. S�, aunque cueste creerlo, Buenos Aires es la zona del pa�s con mayor cantidad de casos de "La Plaga Blanca".
�C�mo pudo pasar esto? �c�mo en pleno siglo XXI puede resurgir tan virulentamente una enfermedad infecciosa que se supon�a controlada desde hac�a mucho tiempo? "Todos sabemos que la tuberculosis est� relacionada con la pobreza, falta de alimentaci�n, hacinamiento y tipo de trabajo. En esta �rea hay mucho trabajo esclavo por los talleres de costura y esto hace que se dificulte el control de esta enfermedad", explica Zulma Pisera, m�dica pediatra especializada en neumolog�a, quien detalla que "en los �ltimos dos meses tuvimos dos chiquitos en una misma escuela con tuberculosis grave, y el mes pasado de otra escuela. Esto habla de que la enfermedad no est� controlada".
La actual impune ilegalidad de la industria textil esclavista, con paup�rrimas condiciones de trabajo, sumada al desarme de los controles sanitarios en la frontera durante los a�os noventa, han hecho resurgir a la tuberculosis de manera alarmante. "Las cifras son similares a las de �frica subsahariana o a las del Impenetrable Chaque�o", advierte Lucrecia Campos, neumofisi�loga, explicando las dificultades que presenta trabajar con pacientes esclavos de los talleres textiles: "Los pacientes no dan las direcciones exactas de donde viven, y tampoco se puede entrar a los talleres, por lo que es muy dif�cil acceder a esa poblaci�n. En esta zona hay cada vez m�s migraci�n, y cuando llegan, enga�ados con la promesa de trabajo, de lo primero que se enteran es de que est�n enfermos; y al evaluarlos nos damos cuenta de que padecen tuberculosis desde hace seis meses, por ejemplo, y han venido en un micro durante 36 horas, siendo contagiosos".
Siendo una de las enfermedades infecciosas m�s antiguas que se conocen, hizo estragos en todo el mundo, principalmente en Europa. Durante los siglos XVIII y XIX, la tuberculosis fue llamada "la enfermedad rom�ntica", dado que muchos artistas la padec�an, mitificando este mal y propagando la creencia de que provocaba "raptos" de creatividad o euforia, m�s intensos a medida que avanzaba, hasta el punto de producirse una fase final de creatividad y belleza supremas justo antes de la muerte.
Una idea absurda, por supuesto. La tuberculosis nada tiene de rom�ntica, aunque s� mucho de tr�gica. Las muertes de ni�os o j�venes son comunes entre los obreros esclavizados de los talleres textiles, quienes mantienen a sus hijos con ellos durante las jornadas de trabajo. Algo que las autoridades callan. El r�gimen neoesclavista de producci�n textil, as� denominado por el abogado de la Defensor�a, Mario Ganora, ha marcado una cicatriz en el sistema de salud porte�o. Ganora cuenta que "los pacientes que provienen de pa�ses con alta tasa de proporci�n de tuberculosis, como son Bolivia y Per�, se infectan en su pa�s de origen y las condiciones sociales locales favorecen el desarrollo de la enfermedad".
Una involuci�n pavorosa se cierne sobre Buenos Aires. Las mismas pr�cticas con los mismos objetivos que hace tres siglos, durante la Revoluci�n Industrial, prepararon el escenario perfecto para el desarrollo de esta plaga, hoy vuelven a estar en vigencia, como un fantasma que nunca cesa.
Fuente: www.ciudaduno.com